Postura crítica
Mi obra explora el autoconocimiento a través de un enfoque multidisciplinario que abarca la escultura, pintura, dibujo, instalaciones y objetos. En cada pieza, descompongo las capas del ser, concebido desde el psicoanálisis freudiano como una estructura compleja formada por el consciente, el preconsciente y el inconsciente.
Me interesa especialmente el concepto de Unheimlich, desarrollado por Schelling y ampliado por Freud, que explora “lo íntimo y lo oculto, lo familiar y lo inquietante, y aquello impenetrable que subyace en la experiencia humana.” A través de mi trabajo, cuestionó cómo los recuerdos adquieren significados cambiantes, proponiendo un diálogo continuo entre el interior y el exterior, el presente y el pasado.
En piezas como Latencias (2024), Palimpsesto de una infancia fosilizada (2024) y Origin: exterior et interior (2024), examinó la memoria y sus dimensiones —el olvido, el trauma y el archivo— desde una perspectiva que integra tanto el análisis filosófico como mis propias resonancias personales. Concibo la memoria no sólo como un proceso cognitivo, sino como una recopilación dinámica del pasado corpóreo, donde el archivo se convierte en un espacio creativo en sí mismo.
Con este enfoque, buscó contrarrestar la amenaza del olvido en tiempos modernos, revisitando mi archivo personal y encontrando en objetos cotidianos como fotografías, juguetes y muebles, entre otros; una dimensión afectiva. Estos objetos actúan como contenedores de experiencias y emociones, permitiéndole transformar lo histórico y oculto en algo tangible que desafía el tiempo y el espacio.
Al mismo tiempo, mi obra indaga en los límites entre lo expuesto y lo protegido, generando espacios que se mueven entre la fragilidad y la vulnerabilidad. Un concepto recurrente en mi trabajo reciente es “La Casa,” la cual utilizo como metáfora de la memoria y como un vínculo hacia lo intangible.
Para mí, recordar no es solo un viaje al pasado; es un acto que arraiga y define.